-Sir...
- zzzzzz....
- Excuse me, sir...
- zzzzz..zzzz...
- Eeeeeeooooooo!!!
- ¡Que, qué!! ¡Los niños! ¿¿Han explotado algo??
- Mr. Luis, we are landing in Dublin in half an hour.. (traduzco a partir de ahora). Si no fuera mucha molestia, ¿podría decirle a sus chicos que dejaran de morder la espuma de los asientos? Ya hemos reemplazado 23...
Pesadillas como esta rondan a uno la cabeza semanas antes de partir. Sin embargo, el viaje transcurrió sin nigún sobresalto, y nuestros chicos se portaron estupendamente. Aun así, sospecho que las azafatas de Airlingus continuan rezando para que regresemos en triciclo...
Anyway (como dirían por aquí), no cabe duda de que Irlanda es un país precioso, lleno de encanto; quizá le sobre alguna que otra nube y decenas de vacaballos (podeis preguntar a vuestros chicos), pero un paisaje espectacular -que se extiende por kilómetros sin que ningún edificio lo tape a la vista- compensa con creces cualquier tipo de pega. Y por encima de todo, Irlanda era un país de gente tranquila, muy tranquila; y digo 'era', porque a nuestros 48 chicos les bastaron unos minutos para mostrarles que no son suficientes un par de tormentas -y 6 o 7 chubascos cada día- para hacernos silenciar.
Provocando el mismo revuelo que un elefante causaría en una cacharrería, el aeropuerto de Dublín -momentos antes sumido en la más absoluta calma- se llenó en un instante de risas, bromas y algún que otro despiste con las maletas (un par de chicos debieron pensar que bastaba con haber llevado el equipaje hasta allí, y pretendían donarlo al aeropuerto). Tras dos horas más de viaje en autobús, llegamos al que será nuestro hogar durante 5 semanas.
El resto, es toda una aventura... Una aventura que no habría querido perderme por nada del mundo, y que desde hoy iremos compartiendo con todos vosotros: cada día, uno de los chicos publicará una entrada propia en el blog.
¡Que es sol os guarde!
D. Luis Alberto
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